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La Hiedra (Gort)

    El undécimo árbol sagrado en el sincronario celta es la Vid, conocida como Muin en el alfabeto ogham. La vid es un símbolo de la conexión entre lo terrenal y lo espiritual, representando la inspiración divina, la introspección y la transformación. Este árbol tiene una relación profunda con la creación del vino, lo cual resalta su asociación con el éxtasis, la celebración, y los misterios espirituales que conectan los ciclos de la naturaleza con los estados alterados de conciencia.

    Simbolismo de la Vid

    La vid es un árbol cargado de simbolismo, especialmente en su capacidad de conectar el cuerpo con el alma, lo mundano con lo sagrado. Los celtas la consideraban un árbol poderoso para el desarrollo personal y el autoconocimiento, ya que a través de la introspección y la inspiración podemos encontrar el equilibrio entre el orden y el caos. La vid también está vinculada con la creación artística y la expresión de la belleza que surge de lo profundo de nuestra psique.

    Inspiración y Éxtasis

    La vid es una planta que se relaciona con el vino, símbolo del éxtasis y la inspiración divina. Para los celtas, el vino no solo era una bebida, sino también un puente hacia el espíritu, permitiendo que las personas se conectaran con planos elevados de conciencia. La vid nos enseña que el arte, la música, la poesía y todas las formas de expresión creativa son medios para alcanzar este éxtasis, canalizando la inspiración que fluye desde el universo.

    Transformación y Ciclos

    Como planta trepadora que se enreda y crece en patrones aparentemente caóticos, la vid representa los ciclos de transformación y renovación. Los celtas veían en ella un símbolo de la naturaleza cíclica de la vida, con su capacidad de morir y renacer cada año, brindando nuevos frutos. Nos enseña que el cambio es una parte natural de la vida, y que a través del caos y la incertidumbre, podemos encontrar nuestro verdadero propósito y renacer más fuertes.

    Introspección y Sabiduría

    La vid también invita a la introspección, a mirar hacia adentro en busca de respuestas y guía. Los celtas la relacionaban con la sabiduría que se encuentra al explorar lo profundo de nuestro ser, conectando con nuestra intuición y revelando verdades ocultas. Al hacerlo, podemos descubrir los misterios del alma y desatar nuestro potencial espiritual.

    Energía del Mes de la Vid

    El mes de la vid va del 30 de septiembre al 27 de octubre, un periodo en el que la energía se enfoca en la introspección, la transformación y la celebración del ciclo de la vida. Durante este tiempo, es un momento propicio para reflexionar sobre los cambios en tu vida y para explorar tu lado creativo. La energía de la vid nos anima a encontrar el equilibrio entre el caos y el orden, y a permitir que la inspiración fluya libremente para crear algo nuevo y significativo.

    Este es un momento en el que las cosechas están completas, lo que simboliza el final de un ciclo y el comienzo de otro. En la tradición celta, se celebraban festivales de vino y cosecha, donde el vino se compartía como un símbolo de gratitud y de los dones espirituales recibidos durante el año.

    Prácticas y Rituales de la Vid

    Ritual de Inspiración y Creatividad

    Este ritual es ideal para quienes buscan conectarse con su inspiración y desbloquear su creatividad.

    1. Reúne una copa de vino o jugo de uva, y encuentra un lugar tranquilo para sentarte.
    2. Enciende una vela púrpura o roja, colores asociados con la vid y el poder de la inspiración.
    3. Toma un sorbo del vino (o jugo), cerrando los ojos y permitiendo que el sabor inunde tus sentidos. Siente cómo la energía de la vid comienza a fluir a través de ti, desbloqueando tus pensamientos creativos.
    4. Visualiza cómo una luz dorada desciende sobre ti, trayendo claridad e ideas frescas para tus proyectos creativos.
    5. Di en voz alta: “La vid me concede el don de la inspiración. De las raíces de la tierra hasta el cielo, canalizo la energía creativa en todo lo que hago.”
    6. Permítete escribir, pintar o expresarte de cualquier forma que te llame en ese momento, dejando que la inspiración fluya sin barreras.

    Ritual de Transformación Personal

    La vid es una planta de transformación, y este ritual es ideal si estás atravesando un periodo de cambio o transición en tu vida.

    1. Encuentra una cuerda o una rama de vid, o visualízala si no tienes acceso a ella.
    2. Siéntate en un lugar donde te sientas cómodo y en paz, y cierra los ojos.
    3. Enciende una vela verde para simbolizar la transformación y el crecimiento.
    4. Sostén la cuerda de vid o la rama entre tus manos, y visualiza cómo tus desafíos, miedos o bloqueos se enredan en la cuerda.
    5. Mientras sostienes la cuerda, di: “Así como la vid se enreda y crece, yo acepto los ciclos de transformación. Dejo ir lo viejo y permito que lo nuevo florezca en mi vida.”
    6. Si puedes, coloca la cuerda o rama en un jardín o en la tierra, simbolizando que tus viejas energías se transformarán en nuevas oportunidades.

    La Vid en la Vida Diaria

    La vid nos enseña a estar abiertos a la inspiración y al flujo creativo en nuestra vida cotidiana. Nos recuerda que es importante tener momentos de celebración y de conexión con lo sagrado, permitiéndonos explorar el mundo desde una perspectiva más elevada y artística. A través del caos y las experiencias complejas de la vida, la vid nos muestra que siempre hay un patrón más grande, y que con paciencia y apertura, podemos encontrar el equilibrio.

    En la vida diaria, podemos aplicar las lecciones de la vid al cultivar nuestra creatividad y expresión artística, ya sea a través de la escritura, la música, el arte o simplemente en la forma en que vivimos nuestra vida. Nos anima a aceptar la transformación como parte esencial de la existencia y a confiar en que, a pesar de las dificultades, siempre hay una oportunidad para renacer.

    Además, la vid nos invita a celebrar los logros y las conexiones que hemos creado, recordándonos que la vida no solo es trabajo y esfuerzo, sino también gozo y disfrute. Nos enseña a honrar tanto los momentos de introspección como los de celebración, encontrando un equilibrio entre ambos.

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