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– Introducción al Psiquismo Solar

    El sol es la fuente de toda vida es el motor nuclear de todo el sistema planetario. El sol es generoso pues la luz y el calor que irradia lo genera desde su propio ser quemándose a sí mismo. El sol es energía. Dijimos que la luna era la sustancia. Del juego entre la energía y las sustancia surge la vida. Energía solar pura sin sustancia serían fotones de luz lanzados arbitrariamente al universo y sustancia lunar sola sería materia sin vida inerte. En cambio, cuando el sol y la luna se alquimizan aparece el espíritu en la materia y la materia como soporte necesario del espíritu. Los conceptos del ego, Yo, sí mismo o self, tienen que ver con el sol pero son diferentes manifestaciones de lo mismo. El sol refleja en la luna y esto genera el Yo por eso hay un nivel del sol que tiene que ver con el ego. El ego surge de un juego sol-luna como un reflejo en el que se hace identidad, que a esa identidad luego se le pone afecto y otra cosa es el sí mismo o self, que es otro nivel de lo solar mucho más esencial. En un punto el sol es la conciencia del ser y el ego es la sensación de ser algo. La conciencia del ser implica cierta sol-edad: hay algo intransferible en la sensación de ser, hay algo único y esencial.

    Lógica de interpretación.

    El signo del sol indica la cualidad en la que se construirá el ego como centro de la personalidad y es la manera en la que la persona buscará el camino a su espíritu e irradiará su ser desde allí. Es la cualidad necesaria para recorrer el camino hacia el ser elevado y profundo. La casa donde se encuentra el sol es el ámbito en el que la persona puede encontrar su centro de vitalidad y expresión. Donde puede experimentar la conexión con su alma y desde donde podrá desarrollar su liderazgo y pasión por la vida. En aspecto a otros planetas el sol los ilumina y vitaliza, les ofrece su capacidad irradiante para que pueda expresarse con mayor fuerza. Los planetas en contacto con el sol indicaran cualidades extra de la identidad de la persona también serán cualidades para desarrollar en su camino interior y espiritual.

    La dimensión holística.

    El sol es un proceso, es el camino hacia lo que Jung llama el “sí mismo”. Una especie de identidad trascendente que nos tracciona hacia la integración y la unidad. Sanar es integrar la luz y la sombra, es decir, aquello que creemos que somos con lo que no sabemos que somos. Es ir en búsqueda de la plenitud reconociendo todos los aspectos del ser incluyo aquellos que no aceptamos de nosotros mismos dándole lugar y expresión. El sol es la luz del espíritu, por eso el sol es como la paradoja cuántica del ser partícula y onda a la vez, un centro organizador y también un proceso evolutivo que guía el despliegue de nuestra individualidad personal hacia nuestra identidad espiritual. El sol tiene un lugar destacado como centro del sistema, pero es importante ver que no puede existir un centro sin elementos alrededor. Al desplegarse la semilla se desarrolla cada cualidad. El sol se abre como una flor que contiene el sistema entero. Hay momentos en la vida cuando uno se encuentra con los límites de la identidad en la que se ha fijado, estos límites revelan los condicionamientos a los que estamos aferrados y llevan a niveles de frustración muy grandes. Esa frustración se manifiesta en tiempos en los que la vida pulsa desde el interior de nosotros mismos y se combinan el deseo de cambio, las ganas de vivir de una manera más vital, la necesidad de salir de patrones emocionales repetitivos e infantiles. Ese Sol, ese centro de identidad, estalla para dar lugar un nuevo nivel del ser. Las estructuras de seguridad se reemplazarán por nuevas cada vez más esenciales. La transformación lleva siempre a nuevos niveles de sensibilidad, a la expansión de nuevos límites, hacia nuevos estadios de conciencia. La forma más elevada de la energía solar es la que nos lleva a la expresión del espíritu.

    En la Carta Natal

    Cuando hablamos del signo donde se encuentra el sol nos referimos a lo que normalmente conocemos como nuestro “signo zodiacal”. De manera lamentable en nuestra cultura posmoderna la astrología ha sido simplificada en extremo y banalizada por los medios masivos de comunicación y muchas personas suponen que su máximo utilidad es la de predecir el futuro y saber qué nos conviene hacer o qué signo nos complementa mejor. Esto está muy lejos de como nosotros consideramos a la astrología. La carta natal es un mapa que representa la enorme complejidad del ser. El sol, que es el centro del sistema solar, no es un planeta desde el punto de vista de la astronomía pero sí lo es para nosotros por ser un viajero en el cielo. El signo en el que está el sol en el momento en que una persona nace. Representa por un lado, la identidad la imagen que la persona tiene de sí misma, lo que la persona cree que es (solo una parte de lo que es en realidad) Y también, hay un plano de manifestación más elevado del sol: es el hilo energético que nos une a la dimensión espiritual de nuestro ser. El sol es un principio activo y dinámico que se despliega durante toda la vida, que en realidad nunca terminamos de desarrollar, porque este aspecto de la personalidad siempre está en un proceso de transformación moviéndose hacia alguna visión u objetivo futuro.

    Así como los planetas reflejan la luz del Sol en él pueden resonar las cualidades de todos. El sol puede expresar todas las demás funciones: tiene aspectos de nutrición (luna), de autoridad (Saturno), generosidad (Júpiter), energía (Marte), carisma (Venus), resonancia (Neptuno), potencia (Plutón), singularidad (Urano). Por eso el sol es un centro que unifica y da coherencia.

    “El sol es la sencillez del centro que irradia la enorme complejidad del ser”