Despliegue de la Conciencia Cíclica.
Registrar que tenemos frío o hambre, si hay un peligro o si es noche o día, si tal alimento o persona nos conviene o no, es un grado de conciencia. A este nivel, hemos sobrevivido al entorno, y también evolucionado. A medida que la existencia (la encarnación de la conciencia) va sobrepasando ciertas necesidades, sanando karmas y liberando memorias ancestrales, aparecen necesidades más sutiles y complejas. La conciencia va elevándose no de un modo meramente individual, sino colectivo. En un punto, cada ser humano implica a los otros. Si un individuo comprende su propósito, habrá sanado, y todos comprendemos y sanamos junto a él.
La Astrología no es solamente una técnica o un conocimiento puesto ahí, a la mano, para ser tomado, también busca desarrollar una conciencia, elevar la mirada a una situación cósmica y reunir las conductas y los momentos de cada vida en una totalidad que excede toda explicación. Ahí aparece el borde fino que la conduce a lo espiritual. Puede hacernos comprender que somos parte integral de una inteligencia distinta, que implica otras inteligencias cósmicas, que somos un ritmo dentro del Universo y que hay un sentido del cual la especie humana participa, lo que llevaría a minimizar las diferencias internas de la Tierra, a liberarnos de tanto dramatismo en nuestro paso por la existencia, a abrirnos a la Rueda del Retorno, a realizarnos en la presencia del aquí-ahora como totalidad, a escuchar los mensajes de nuestros hermanos mayores, a observar que las cosas no están separadas y que el espacio sólo es una forma de percibir, y que el tiempo del mundo no es el tiempo de la eternidad.
Desarrollar una conciencia cíclica, el tiempo y el espacio cómo círculos donde todo movimiento retorna (cada acción tiene su reacción), resulta clave para comprender que la Astrología es dinámica, es decir, que es una red vincular dónde energía, psiquismo y experiencia interactúan.
Nietzsche propuso esta circularidad donde volveremos eternamente al ahora, y todo lo que fue volverá a ser (que el pasado será nuestro futuro), dando presencia a la filosofía griega (anterior a Sócrates) y recuperando la discusión del Tiempo y eternidad. Pero, si esto es posible ¿Este la creación perpetua? ¿Si hay creación, qué del pasado retorna?
Lejos de un Tiempo lineal donde cualquier cosa puede pasar en cualquier momento, la relación Sol-Luna y sus movimientos circulares generan una identidad que nos propone un Tiempo con cualidad, es decir, que una acción o un deseo no pueden llegar a la realidad porque sí, porque hay una intención y una fuerza que lo propulsa, sino que lo mismo que una ciruela para darse como fruto, necesita la maduración de un Tiempo y de un Espacio preciso, con ciertas cualidades inevitables, que es lo que, precisamente, permite que algo que no era, sea. ¿Qué intenciones arrojamos al mundo? ¿Y cómo las recibe el mundo? ¿Qué de ello retorna y cómo lo hace?
En definitiva, la Astrología inaugura una percepción Tiempo-Espacio circular que disuelve los límites adentro-afuera.
La Astrologi?a como creacio?n de conciencia.
Toda “mirada” relaciona un campo de percepcio?n, una forma sensible, con una inteligencia. Esta relacio?n genera un puente entre aquello observado y el observador.
La mirada va abriéndose en una red de relaciones que puede unir el mi?nimo gesto o la menor accio?n a la totalidad del universo. Tranquilamente, la mirada puede también quedar atrapada en un objeto, fijada a una emocio?n, y desde ahi? crear un mundo acorde. Pero tambie?n puede viajar por las vastas regiones del inconsciente colectivo, de las profundidades del alma o del cosmos, y encontrar relaciones: tambie?n crea un mundo acorde. Asi? es como vamos creando nuestras propias oportunidades o nuestras frustraciones. ¿En que? medida participamos de la creacio?n de nuestro destino, es decir, de la libertad?
Lejos de un conocimiento ya dado, descubierto y comprobado, que puede estudiarse en un libro, la Astrologi?a es un “estado de conciencia”. Ni los signos ni los planetas tienen fuerzas que vienen a impactarnos como se crei?a en la antigu?edad, y que todavi?a hoy es lo que critica la ciencia. Desarrollar una sensibilidad acorde a la trama del universo, donde el Otro y el Yo se desbordan en una resonancia de vibraciones, y los pensamientos y las palabras son una fuente en la que todos nos reconocemos, implica un trabajo de evolucio?n no so?lo individual, sino social. Un compromiso no meramente con el ego, sino con la Tierra y sus necesidades urgentes.
Los tiempos que corren van estimulando la conexio?n con otras dimensiones y con diferentes inteligencias. El estudio de la Astrologi?a es el acercamiento a otro grado de conciencia.
Luego, alla? a lo lejos, ocurren las experiencias, que llamamos destino, y que viene a completar en la materia todas estas frecuencias que se han movido (los astros en el cielo). Si la conciencia se queda fijada a la experiencia, a lo que pasa ante sus ojos, seguramente tendra? muchas explicaciones, pero habra? perdido otras dimensiones.
La Evolucio?n Creadora en la carta natal.
Una fuerza que impregna la materia, hacie?ndola vibrar, saca?ndole formas, ¿eso es la realidad? ¿Parti?culas entrechocando con otras parti?culas? ¿Ahi? transcurre todo esto que parece tan importante?
La conciencia se posa sobre la materia, tal vez, para darle sentido, para orientarla, para crear. Seri?a el jinete que cabalga en esa fuerza. Nuestra voluntad ya hace ese milagro. Toda obra humana seri?a la creacio?n de un instante. Todo movimiento de un organismo, algo pasajero y efi?mero. ¿Puede haber algo ma?s maravilloso que la espontaneidad? ¿No es el vaci?o la creacio?n ma?s extraordinaria? ¿No se angustia, el ego atado a su temporalidad pequen?a, al abrirse a su misma disolucio?n? ¿No es el Nirvana la gran disolucio?n?
La carta natal no es una foto del cielo, no caigan ahi? quienes indagan en la Astrologi?a. Es una abstraccio?n, una meta?fora del cielo. Es un intento de aprehender esa fuerza disolvente, para hacer algo con ello: una obra. Una obra de relaciones, de preguntas, de pensamientos, y no un recetario de conductas.
La creacio?n es un acto del espi?ritu, es un aporte a la conciencia universal, es una accio?n destinada a sostener la disolucio?n por un instante. Una obra es una pausa en la continuidad impasible del cosmos: un detenerse para que una conciencia se refleje en ella. Una apariencia. Una representacio?n. En la carta natal nos reflejamos como seres divinos, despertando la conciencia co?smica en cada una de nuestras ce?lulas. Una carta natal es una obra efi?mera, jugando a detenerse en la espontaneidad de la creacio?n, es una nada que se busca a si? misma da?ndose sus propias leyes. ¿Puede existir una creacio?n ma?s exuberante, ma?s soberbia, majestuosa, que esta misma bu?squeda? La conciencia humana se realiza en su ma?s alto designio al buscarse como reflejo del cosmos. De esto mismo se trata el despertar de la conciencia astrolo?gica.
Te invitamos a observar a la rueda zodiacal como una gran obra de teatro en movimiento. Interpretando el rol de los actores (los planetas), sus personalidades y energías (los elementos, signos) y las casas astrológicas, que los escenarios (energía hecha experiencia) por los cuales se moverán estos personajes, siendo nuestra consciencia, observadora de todo este movimiento dinámico. Creando una síntesis, la astrología puede presentar un cuadro completo y comprensivo de la persona y su potencial a través del tiempo.