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La Oposicion

    La Oposición es un Aspecto que ocurre cuando dos Planetas se encuentran separados por ciento ochenta grados. Este ángulo tiene una cierta analogía con las características de Libra, no en términos de su búsqueda de equilibrio estético, sino en su capacidad para mostrar ambas caras de una situación y fomentar la toma de conciencia a través de la confrontación. La Oposición implica ver “el otro lado” y enfrentar aquello que quizás no reconocemos en nosotros mismos.

    En una Oposición, es común proyectar una de las funciones planetarias en otras personas, quienes actúan como espejos para reflejar cualidades que no hemos integrado en nuestra propia identidad. Esto puede generar polarización y un conflicto con el entorno, especialmente si las funciones en Oposición no son reconocidas conscientemente. La persona puede identificar una parte de sí misma en los demás, ya sea una cualidad que admira o algo que rechaza.

    Por ejemplo, en una Oposición entre Venus y Júpiter, la persona puede identificarse con Venus (el amor, la belleza) y proyectar en otra persona las cualidades de Júpiter (sabiduría, expansión), o viceversa. En una Oposición entre la Luna y Urano, la persona podría identificarse con la Luna (emociones, necesidades) y proyectar en los demás las cualidades imprevisibles y desapegadas de Urano. En ambos casos, la interacción con el otro actúa como un reflejo de lo que falta integrar en la psique.

    La Oposición es un Aspecto dinámico que implica movimiento, confrontación y, al mismo tiempo, la oportunidad de complementación. Ofrece la posibilidad de ampliar la conciencia, ya que nos muestra otras maneras de ver las cosas, y propicia la integración de partes de nuestra psique que pueden estar en tensión. Al observar lo que proyectamos en los demás, tenemos la oportunidad de reconocerlo como algo propio y trabajar en su integración.

    Este aspecto es como un espejo que refleja tanto lo que admiramos como lo que rechazamos en los otros. Aunque puede generar frustración o incomodidad, también nos permite darnos cuenta de que lo que vemos en el otro, ya sea positivo o negativo, es una característica nuestra que podemos integrar o transformar.