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4. Casa lV

    Palabras clave

    • Madre/padre
    • Hogar, mundo interior
    • Pertenencia
    • Familia de origen
    • Base emocional


    La Casa IV tiene una profunda conexión con Cáncer y la Luna, reflejando nuestro mundo emocional, la familia de origen, y los cuidados primarios que recibimos al nacer. Representa el hogar, tanto físico como emocional, y la forma en que construimos nuestra seguridad interior.

    Esta Casa simboliza nuestras raíces, el pasado y la historia personal que llevamos con nosotros. Aquí encontramos el núcleo de lo que nos hace sentir seguros y el espacio donde desarrollamos nuestras bases emocionales. Las experiencias vividas en este ámbito se convierten en la plataforma sobre la cual construimos nuestra identidad y nuestro sentido de pertenencia.

    Vínculos y refugio emocional
    En la Casa IV se encuentran los primeros vínculos, especialmente con quienes nos cuidan y protegen. Es un lugar donde reconocemos nuestras necesidades básicas para sentirnos seguros y donde desarrollamos mecanismos de refugio emocional frente a las adversidades.

    Esta Casa también revela cómo nos relacionamos con nuestra familia de origen y la dinámica que tenemos con aquellos que nos rodean en nuestra infancia. Es un espacio para entender cómo influyen las experiencias tempranas en la manera en que buscamos estabilidad y construimos un hogar propio.

    Analogías con la vida real

    • Un adulto que se siente cómodo en su hogar y cuida los detalles para hacerlo un lugar acogedor probablemente tiene una Casa IV armónica.
    • Las raíces culturales y familiares, como las tradiciones heredadas, la historia familiar y los valores aprendidos, son reflejo directo de esta Casa.
    • En momentos de crisis, la forma en que buscamos refugio, ya sea a través de la meditación, la conexión con la naturaleza o un abrazo, está influenciada por las experiencias almacenadas en este espacio.

    El árbol familiar y la pertenencia
    El linaje familiar se refleja como un gran árbol del cual formamos parte. Cada miembro de nuestra familia es una hoja conectada por una rama común, y juntos pertenecemos al tronco de la humanidad. Este sentido de pertenencia no solo es físico, sino también emocional y espiritual, alimentado por la savia cósmica de la vida.

    Talentos y desafíos emocionales
    La Casa IV también ilumina talentos innatos que emergen cuando exploramos nuestro mundo interno y confrontamos los desafíos que surgen desde nuestras raíces. Aquí encontramos la capacidad para sanar heridas emocionales y transformar experiencias pasadas en fortaleza y resiliencia.

    “La riqueza de tu mundo interno depende de la profundidad a la que llega tu Casa IV”

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