“La inmovilidad de la espalda para que ya no sienta más su cuerpo. Entra en la corte y no ve más a su gente. Sin reproches.”
El verdadero reposo es aquél donde el hombre se detiene cuando el movimiento se detiene y se mueve cuando ha llegado el momento de moverse. Así el reposo y el movimiento están en armonía con las exigencias del tiempo y entonces se ve nacer la luz y la vida.
El hexagrama es el fin y el comienzo de todo movimiento. Se menciona la espalda porque ella es la sede de todos los centros nerviosos que transmiten el movimiento. Cuando se hace detener el movimiento de los nervios dorsales, se ve en cierta manera que el ego y su inquietud se desvanecen. Cuando el hombre ha alcanzado una semejante paz interior puede retornarse hacia el mundo exterior. Entonces deja de percibir en él la lucha y el tumulto de los seres individuales y tiene en consecuencia la calma necesaria para comprender las grandes leyes de los fenómenos universales y acordar con ellos su conducta. Quien actúa a partir de tal profundidad ya no comete faltas.