Se representa, a título de ejemplo, una época en la que un poderoso señor feudal reúne, en obediencia y paz, al resto de los príncipes alrededor del soberano ; el soberano entonces le ofrece ricos regalos y lo atrae a su entorno inmediato.
La idea es doble. El efecto real del progreso se basa en un hombre poderoso colocado en una posición subordinada, a quien los otros lo consideran como a un semejante, y en consecuencia lo siguen voluntariamente. Este guía tiene suficiente claridad interna para no abusar de la gran influencia que ejerce y sino para usarla en beneficio del maestro (el soberano). Este último, por su parte, está libre de toda envidia, y atrae al gran hombre constantemente a su corte y le ofrece ricos regalos. Un maestro y un servidor obediente son las condiciones de un gran progreso.