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30. LI / LO ADHERENTE, EL FUEGO

    “Lo que adhiere. La perseverancia es ventajosa. Ella trae el éxito. Cuidar la vaca trae buena fortuna.”

    La oscuridad se sujeta a lo que es luminoso y así perfecciona la claridad. Un cuerpo luminoso que esparce la claridad necesita tener en su interior algo que perdure para evitar ser consumido enteramente y brillar de una manera durable. Todo lo que el mundo contiene de brillante depende de un elemento al cual se adhiere a fin de poder brillar durablemente.
    El Sol y la Luna están sujetos en el cielo, los cereales, la hierba y los árboles, están sujetos a la Tierra. De la misma manera, la claridad redoblada del hombre elegido se apega a lo que es correcto y así puede modelar al mundo. Cuando el hombre, que está presente en el mundo en una situación condicionada y no autónoma, reconoce esta dependencia, se somete a los poderes buenos y armónicos del universo y obtiene el éxito. La vaca es el símbolo de la extrema docilidad. Al cultivar en él esta docilidad y esta dependencia voluntaria, el hombre alcanza la claridad sin excesiva vivacidad y encuentra su lugar en el mundo.