“Lo insondable repetido. Si eres sincero, conseguirás lo que quieras de corazón y obtendrás el éxito en lo que hagas.”
A través de la repetición del peligro, uno termina por acostumbrarse a él. El agua da el ejemplo de la conducta apropiada en esas circunstancias. Va y viene, llenando todos los espacios por donde pasa. Ella no retrocede ante ningún peligro ni ninguna caída, nada la modifica sino que ella permanece fiel a su naturaleza esencial. Es así como la sinceridad actúa en circunstancias difíciles, de modo que, en la intimidad del corazón, se penetre el significado de la situación. Y tan pronto como uno ha dominado internamente la situación, se deducen naturalmente las acciones externas que serán coronadas con el éxito. Lo que cuenta frente al peligro, es la profundidad moral con la que se cumple todo lo que efectivamente debe ser hecho, y de avanzar para no sucumbir al peligro por haberse demorado.
Usado activamente, el peligro puede tener gran importancia como medida de protección. El cielo posee su altura peligrosa que lo protege contra los intentos de invasión, y la tierra tiene las aguas y las montañas que con sus peligros separan los países. Los gobernantes también emplean el peligro para protegerse contra de los ataques externos y contra toda agitación interior.