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15. CH’IEN / LA HUMILDAD

    “La humildad trae el éxito. El hombre noble lleva a buen fin sus asuntos.”

    La ley del cielo vacía lo que está lleno y colma lo que es humilde: cuando el Sol está en lo más alto, por ley celestial debe declinar y cuando está en lo más profundo bajo la tierra, debe dirigirse hacia un nuevo levante; cuando la Luna está llena comienza a menguar y cuando ella está vacía, debe comenzar a crecer nuevamente. Esta ley celestial actúa igualmente en los destinos humanos. La ley de la tierra es de cambiar todo lo que está lleno y de fluir hacia lo que es humilde. Las altas montañas son gastadas por las aguas y los valles rellenados. La ley de los poderes del destino es disminuir lo que está lleno y dispensar felicidad al humilde. Los hombres también odian lo que está lleno y aman la humildad.
    El destino sigue leyes fijas que actúan de una manera necesaria. Pero el hombre tiene el poder de moldear su destino en la medida que su conducta lo expone a la influencia de las fuerzas de bendición o destrucción. Cuando un hombre ocupa un alto puesto y es humilde, brilla a la luz de la sabiduría. Cuando es rebajado y humilde, no puede ser ignorado. Así, el hombre noble se arregla para llevar a cabo su trabajo hacia un buen fin sin jactarse de lo que ha realizado.

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