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4. AFLOJAR Y SOLTAR

    Objetivo: esta técnica no falla, hasta el más tenso logra entrar y relajarse.
    Nivel: intermedio.
    Tiempo: 25 minutos.
    Frecuencia: Cómodo y tranquilo. Si es posible que sea el mismo lugar cada vez. Espacio: Tranquilo sin interrupciones.
    Con Acompañante.

    Este ejercicio te ayudará a relajar tensiones musculares, conscientes o no. Abarca todo el cuerpo, y mientras más relajamiento alcances, mejor te sentirás al terminar. Cada vez que lo hagas será diferente. Con la repetición entrenarás tu mente para hacerlo cada vez con mayor rapidez.
    Sigue estos pasos:

    1. Busca una posición cómoda, sentado o recostado, como prefieras. Respira profundamente y exhala. Vuelve a inhalar, retén el aire tres segundos y luego exhala en tres tiempos. Respira nuevamente y siente lo placentero que es respirar y el bienestar que esta actividad te produce.
    2. Siente los pies pegados al piso e imagina que sueltas cualquier tensión que haya en ellos. Deja que la tierra la absorba. Concentra tu atención en las piernas y suelta los músculos tensos. Mientras más relajados estén, más tensión se libera. Toma tu tiempo, siente la soltura en tus piernas.
    3. Ahora fija la atención en tus glúteos y abdomen, aloja poco a poco hasta soltar la tensión que encuentres acumulada. De la cintura para abajo, tu cuerpo pesa más y la tensión se libera por los pies; sigue sintiendo cómo la tierra absorbe la tensión.
    4. Respira profundamente y continúa con tu espalda y pecho, siente cómo se va alojando cada parte de ellos , al soltar la tensión dirígela a los pies para que la tierra la absorba. Tu cuerpo es aún más pesado. Se siente un poco adormecido con esta relajación. Aloja y suelta los brazos, libera la tensión de los hombros. La tensión luye suavemente hacia los pies, y finalmente, la tierra la absorbe.
    5. Ahora concéntrate en tu cuello. Si es necesario, mueve la cabeza para desplazar la energía negativa atorada en los músculos del cuello. Mientras lo mueves, aloja los músculos de la cara y la quijada, los párpados, la frente, hasta que sientas una relajación agradable y la tensión se vaya a los pies y la tierra la absorba.
    6. Mientras liberas la última tensión del cuerpo, es posible que lo sientas más pesado, que escuches los sonidos que te rodean y que percibas una agradable quietud y tranquilidad en tu cuerpo.
    7. Mientras esta quietud luye por tu cuerpo, piensa en un paisaje agradable. Es un panorama que te rodea. Escucha los sonidos a tu alrededor, admira la belleza del lugar, observa todos los detalles, siente la temperatura y respira profundamente para percibir cualquier aroma del ambiente. Estas sensaciones te causan gran gozo y alegría. Te sientes pleno y muy satisfecho con todo lo que te rodea. Estas sensaciones te cargan de energía nueva y fresca. Sientes cómo esta energía recorre tu cuerpo y se va instalando en cada parte del organismo. Es un revivir saludable. Cada aspecto del paisaje le brinda mayor vitalidad a cada célula.
    8. Suavemente mueve tus manos y pies para sentir este bienestar, mueve los hombros y el cuello, las piernas, todo el organismo está tranquilo y con gran vitalidad. Respira un par de veces, y cuando estés listo, regresa y abre los ojos sintiéndote relajado y pleno de energía.

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