Ir al contenido

11. Visualizacion Acuario

    Vean otra vez al personaje encapuchado con el manto oscuro en la cima de la montaña, en la nieve y el hielo. Vean otra vez el resplandor al otro lado del abismo y el puente colgante, en el cual está la cabra con cola de sátiro y un ojo en la frente, que les impide el paso. Siéntanse otra vez como ese personaje. Sientan otra vez el frío y la sensación de logro por haber llegado hasta allí, pero también la inquietud ante la pregunta de la cabra. Vuelvan a escuchar la pregunta de la cabra, que habla con miles de voces: todas las voces de la humanidad, todos los sonidos de la naturaleza. La cabra pregunta: “¿Quién ha hecho este camino…?”

    Registren el impulso de contestar: “¡Yo! ¡Yo lo he hecho! ¡Yo he llegado hasta aquí…!” Pero sientan que algo muy adentro de ustedes dice otra cosa, dice: “¡La vida lo ha hecho! ¡La vida ha hecho y es este camino…!” Vean cómo, al decir esto, un rayo golpea el puente. El puente se rompe y la cabra cae al abismo. Ahora ya no hay cabra, pero tampoco hay puente. Ustedes están frente al abismo. Sientan que, pese a que ya no hay puente, una sensación de extraña libertad y confianza los invade. Se van a quitar el manto y la capucha; quieren sentirse muy livianos. Y, aunque saben que no pueden, van a cometer un acto irracional: van a saltar sobre el abismo, aunque saben que racionalmente no podrán llegar. Sientan ese anhelo irracional y salten. Siéntanse saltando sobre el abismo, suspendidos en el vacío, a punto de caer. Nada los sostiene. Y van a sentir que una forma luminosa, una luz, los envuelve mientras caen, mientras están en el vacío. Sin saber cómo, esa luz entra en ustedes y los deposita al otro lado.

    Ustedes están del otro lado del abismo, en el resplandor. Y verán emerger del resplandor a muchas personas que los estaban esperando. Son personas muy diferentes entre sí, personas que nunca habían visto en toda su vida y que, sin embargo, sienten que conocen. Estas personas tienen una luz en la frente y les dan la bienvenida, como si los hubieran estado esperando. Miran hacia atrás, hacia la montaña por la cual ascendieron, y ven que por su ladera, por su costado, suben muchas personas envueltas en sus capuchas y mantos. Ninguna de ellas ve a las otras; cada una cree estar sola, tal como ustedes lo creyeron. Todas ascienden por caminos distintos.

    Ahora, ustedes van a seguir a las personas con las que se encontraron, como si adivinaran qué es lo que hay que hacer, lo que ellos quieren, sin necesidad de que se los digan. Les darán a elegir un cántaro, un recipiente para el agua. Vean los hermosos cántaros que hay. Ustedes pueden diseñar el suyo con la forma, los colores y los dibujos que deseen. Elijan uno y, con ese cántaro, diríjanse al centro de la montaña, donde hay una fuente de agua transparente y cristalina. Observen cómo todos llenan su cántaro, lo llevan al borde de la montaña y arrojan el agua hacia abajo. Ustedes harán lo mismo. Verán cómo se forman torrentes y ríos que llevan el agua donde es necesaria, montaña abajo, valle abajo, río abajo. Comprenden que esto es lo que desean hacer: quieren, junto a todos los demás, hacer que el agua de la fuente llegue a donde se necesita.

    Lo harán llenando el cántaro y vaciándolo, sintiéndose profundamente unidos a todos los demás, aunque no los conozcan. Cantando con ellos o permaneciendo callados, cada uno a su manera llevará el agua a donde sea necesaria. Ese es su más profundo deseo. Esa es su libertad: llevar la energía a donde es necesaria…

    Esta es la imagen para el signo de Acuario…

    Autor