Este cuerpo es un libro que respira como un recién nacido,
profundidad de donde surge el abecedario,
esencia que hace del abismo un puente,
óvulo que fecunda el eco de quien se ha arrojado.
No sé nada, no puedo nada, no soy.
¿Quién vive en mí si no soy yo?
Misterio inalcanzable de preguntas que atropellan las muelas,
la espada que me hiere es aquella que me cura.
Habito donde los rostros se disuelven,
y todas las manos tocan la misma piedra,
ojo que percibe los destinos y ordena el azar,
cántaro que recibe las voces de oraciones perdidas.
Fecunda tu silencio, llénalo de sabiduría,
invisible vacío que busca el espíritu para nacer.
No elijo: me eligen. No hablo: hablan a través de mí.
Más allá del tiempo y del espacio: te habito sin que te enteres.