Avanza por la mañana de los sueños,
en medio del tronco abre la puerta secreta.
Esplendor sagrado del centro,
el que engendra la vida de las arenas desiertas.
Mi fulgor no es solo para ti,
también para quien nace de la sarna y del oprobio.
Como un relámpago interminable,
ilumino el camino que te lleva de tu ser a tu ser,
desprendiéndote de las máscaras pasajeras.
Renaces en mis llamas y te expandes;
el espacio de mi calor es para alimentar tus actos.
Convertido en fuente, soy el templo de luz y de conciencia.
Faro de los siglos,
doy el corazón de las auroras y del aura;
bajo mi piel de llamas estás tú,
que como yo, eres todo y nada.