Construyo un orden en el grito desesperado de las piedras.
Ni el alacrán del juicio ni la cobra de la duda pueden convencerme.
Lo importante no es un disfraz, ni lo necesario una farsa.
Canto secreto de los huesos en la fragilidad de cada huella,
pilar de mármol en el laberinto de los dolores.
Puente sobre el barranco del tiempo,
hemos unido la raíz de nuestras mentes.
Sobre las cabezas cortadas, elevo el templo.
¿Dónde puede elevarse mi trono si no es en el centro del firmamento?
Cambio los cuernos de mi frente por una corona que impone obediencia.
Transforma tu nombre en una hoguera,
límite y solidez de una estructura que te sostiene.
Actúa como cómplice del cosmos, disfrazado como una oveja.
Entonces, serás el propietario de ti mismo.